Callecita mía!
que lleva el nombre de nuestro ilustre poeta uruguayo Julio J. Casal,
desde hace unos diez años antes calle "Pública".
Callecita mía,
linda y sencilla
te eligió mi padre en sus años mozos,
para erguir en ella hogar y familia.
Callecita mía,
has visto a lo largo de mi vida
las cosas lindas, buenas y feas.
Las lindas:
mi infancia, inocente y feliz,
jugando mil juegos ahora y después.
Callecita linda,
en tiempos lejanos fuiste de tierra amarilla, seca y dura,
en verano caliente
y en invierno de lluvias seguidas de un barrial imponente.
Callecita linda,
que fuiste jardín infantil de mil niños,
que han ido creciendo y cambiando en el tiempo.
Callecita mía,
también yo hice mi nido en tu acera,
junto a mi hombre poquito a poquito,
cual nido de hornero.
En él han nacido mis hijas queridas
que han sido siempre la luz en mi vida.
También callecita, has visto las feas.
En tiempos oscuros
una mañana entraron soldados de prepo en todas las casas
buscando, buscando,
andá a saber qué cosas.
Por suerte han pasado esos tiempos funestos.
Y ojalá más nunca se repitan éstos.
Los años han pasado y en mi otoño,
Y el tuyo, miro caer la lluvia dorada, de hojas marchitas
de mi callecita, hace tiempo arbolada y hormigonada,
que limpia y sencilla
es admiración de cada extraño que pasa.
Sigue habiendo nuevos niños.
Y siempre habrá más
disfrutando tu sombra y su libertad.
Callecita nuestra, con tu variada arboleda.
Sos nuestro orgullo y placer en verano.
Y en las noches tus luces
velan nuestros sueños hasta el fin de mis días.
Callecita mía,
de sólo una cuadra.
Irene Tauber de Barboza / 7 de abril, 1995.